La Fundación Cajasol ha acogido el Ciclo “Fotografía, música y narrativa a la sombra del flamenco”, una iniciativa organizada por el Ayuntamiento de Sevilla, con motivo de la XXII Bienal de Flamenco de Sevilla.

De la mano de José María Velázquez Gaztelu, coordinador del Ciclo, se han llevado a cabo cuatro jornadas donde diferentes artistas y profesionales han hablado acerca de su visión del flamenco desde una óptica profesional y personal.

La reconocida fotógrafa Colita, Medalla de Oro al mérito de las Bellas Artes en el año 2021, ha sido la encargada de abrir este ciclo. El propio José María Velázquez Gaztelu definía la mirada al flamenco de Colita como «la revelación de todo un mundo, un mundo de arte, pero quizás sobre todo un mundo de vida a través de personajes y escenas del flamenco y del ámbito gitano». Su trabajo es un viaje al mundo flamenco a través de la descripción de escenarios familiares y cotidianos, momentos llenos de naturalidad con los que intenta plasmar el momento irrepetible y, en definitiva, transmitir la emoción en el espectador.

Por su parte, el compositor y director de orquesta Mauricio Sotelo, durante su intervención, ha subrayado la capacidad del flamenco para transmitir «una fuerza increíble y esto, es lo que nos arrastra a los aficionados, a los japoneses o a los alemanes. Porque esa es una fuerza primigenia que nos arrastra y nos lleva a ‘un entender no entendiendo’, como diría San Juan de la Cruz.” El flamenco tiene pues una condición «muy ligada a la tierra y eso es algo que nos da una dimensión de nuestra existencia».

Su experiencia como músico y compositor lo ha llevado convertirse en uno de los compositores con mayor proyección y reconocimiento internacional. A lo largo de su trayectoria, ha trabajado con cantaores y músicos como Enrique Morente, Arcángel, Carmen Linares o Marina Heredia. Precisamente, en uno de sus últimos trabajos titulado “A mitad del camino de la vida”, una obra basada en fragmentos de la traducción de Micó de la Divina Comedia de Dante, Mauricio Sotelo se acerca al universo flamenco removiendo las raíces y de la mano de un elenco de músicos flamencos excepcionales.

El escritor y novelista Luis Landero, ha ofrecido una visión muy personal del flamenco a través de su novela “El guitarrista”, un trabajo con claros tintes autobiográficos donde el escritor dialoga entre la realidad y la imaginación. Durante el diálogo con Landero, José María Velázquez Gaztelu ha destacado una de las frases más reveladoras de este libro, donde el autor deja entrever cual es la clave de ser un buen guitarrista flamenco «el secreto está en repasar esa música de la mente a los dedos o de la imaginación musical a la ejecución. No se trata de tocar con los dedos sino con la mente y con la imaginación musical».

El propio escritor ha reconocido que «la técnica es solamente una herramienta, pero la herramienta no puede ser el centro de la creación artística. Esto pasa con la novela, hay novelas muy bien escritas incluso escritas de modo virtuoso que no por ello son buenas novelas».

La última sesión del Ciclo ha tenido como protagonista al poeta Felipe Benítez Reyes, quien ha realizado una aproximación a las letras flamencas desde la poesía, al igual que hicieron, en su día, otros escritores, poetas e intelectuales conocidos como Caballero Bonald, Ricardo Molina, Manuel Machado, Francisco Moreno Galván, Rodríguez Ojeda, etc.

Su visión y destreza como escritor de letras flamencas lo han llevado a reconocer que «una soleá tiene que ser como un trazo a mano alzada no puede tener un engarce de nada, tiene que ser una sola línea». A la hora de crear y escribir, el poeta ha manifestado que «quiero volver al origen, quiero disfrutar de las cosas no quiero saber de nada, quiero disfrutar de todo lo posible».