¿Cómo convertirme en un minimalista financiero?
Hablar de minimalismo es hablar de reducir todo a lo esencial, a despojarse de elementos superfluos, consiguiendo mis objetivos vitales con menos.
Tanto marketing indiscriminado me ha provocado un consumo casi enfermizo y un derroche de recursos y energías nunca visto. El minimalismo ha sido una reacción a esta exagerada acción mercantilista. Debo plantearme cuales son mis necesidades vitales y satisfacerlas con las cosas adecuadas, ni más ni menos. Hasta ahora he asociado dinero con posesiones, posesiones con status social y, por ende, con felicidad. Nada más lejos de la realidad.
Podría aplicar algunos principios minimalistas a mis finanzas para mejorar su gestión. El discurso minimalista también ha llegado a las finanzas personales. Puede parecer sencillo, y hasta puede que lo sea, la cuestión es dedicar un poco de mi tiempo a ello. La recompensa: el minimalismo y el orden en la gestión de mi dinero pueden hacer maravillas en mis niveles de estrés económico y ayudarme a vivir más tranquilo.
Algunas ideas de la filosofía de vida minimalista para aplicar a mis finanzas sin mucho esfuerzo:
Tomar decisiones con calma
Tengo que huir de la inmediatez, debo tomarme un momento para reflexionar si de verdad necesito comprar lo que me ofrecen ¿satisface una necesidad que tengo? Si es así, ¿debo comprarla ahora o puedo esperar un poco y ahorrar el dinero para comprarlo?
Adiós a las deudas
Si no puedo pagarlo, no puedo comprarlo y menos aún ENDEUDARME para conseguirlo. Simplificar mi economía pasa por olvidarme de la tarjeta de crédito y de los típicos créditos de consumo de bancos y financieras.
Perderse ofertas increíbles
Ofertas y descuentos que “no te puedes perder”. Ya conozco las trampas financieras de mi cerebro. A él le encanta ganar a todos y conseguir un chollo; pero ya sé que si dejo esto en sus manos, perderé el control de mis finanzas.
El objetivo de estos anuncios es hacerme sentir que estoy dejando pasar una oportunidad única que en realidad no existe.
Comprar productos de calidad
La caída de la calidad media de los productos que compro tiene como consecuencia que tengan una vida útil muy corta y en poco tiempo tenga que comprar otro. Si no me dejo arrastrar por las tendencias o modas debo comprar productos de calidad que su uso me garantice una duración de más de una temporada.
Si se habla de electrodomésticos no dudo en comprar los de eficiencia energética “A”, mi factura eléctrica lo notará.
Tarjetas de crédito
¿De verdad necesito tantas tarjetas de crédito? Y por ello tanto crédito. No solo abultarán en mi cartera, sino que pagaré más comisiones de emisión y mantenimiento. Si además pago aplazado tendré que desprenderme de más dinero ocasionado por los intereses.
Un buen minimalista financiero huye de las tarjetas, no solo de las que tienen el pago aplazado, también de aquellas que me pasan el cargo a mes vencido; aunque no conlleven intereses. Gastar así duele menos porque no veo disminuir el saldo de mi cuenta: consigo cosas y mantengo intacto mi dinero en la cuenta. Son las compras sin dolor que se van incrementando sin ningún sentimiento de culpabilidad. El dolor llegará cuando se produzca el cargo de la cuota de la tarjeta.
La alternativa es tener una tarjeta de débito, y solo una, para tener todo el control sobre lo que consumo. Controlar mis gastos pasa por ver el cargo cuando se produce y no 30 días después.
Seguir estos principios del minimalismo en mis finanzas personales me harán más responsable y a tomar el control de mi dinero.