Del 17 al 23 de marzo, la Global Money Week 2025: “Dar ese like no te renta, cuida tu dinero”.
Este lema se centra en cómo la evolución de las finanzas digitales y la forma en que los consumidores interactúan con los servicios financieros en línea puede dificultar, especialmente a los jóvenes, la identificación de información y asesoramiento fiables.
Además, las emociones y los sesgos de comportamiento, como la mentalidad de rebaño, pueden llevar a tomar malas decisiones financieras, especialmente bajo la presión de los compañeros o la influencia de las redes sociales. En este contexto, es crucial que los jóvenes desarrollen habilidades de gestión del dinero, reconozcan los desencadenantes emocionales, como el miedo a perderse algo y desarrollen una mirada crítica hacia las fuentes de información.
Reforzar los conocimientos financieros puede ayudar a los jóvenes a desenvolverse mejor en los mercados financieros, resistir las tentaciones y detectar los consejos sesgados, lo que en última instancia les permitirá tomar decisiones financieras más inteligentes.
Actitudes y creencias con el dinero
Para fomentar conductas financieras positivas, sobre todo a los jóvenes, hay que transmitirles que todas las decisiones que se toman están ligadas a sus valores personales. Mi actitud y mis creencias sobre el dinero condicionan mi relación con él.
Para algunos jóvenes el dinero es un tema que les produce estrés, cargado de sentimientos negativos: el dinero nada más que trae problemas; separa a las familias, todos los males tienen su origen en el dinero… Con esta opinión ¿podrán ahorrar? O ¿negociarán un precio o un salario?
Por el contrario, jóvenes que tienen una actitud más que positiva con el dinero: con dinero se puede conseguir todo, dinero es libertad y disfrutar de la vida. No hay problemas todo es cuestión de soltar billetes… Con esta opinión ¿podrán controlar el consumo impulsivo? O ¿se podrán reprimir de endeudarse en exceso si no disponen del dinero suficiente?
¿Cómo se forman esas actitudes?
Pues sobre todo en el entorno familiar. Si yo, padre o madre, ante dificultades financieras (no llegar a final de mes, por ejemplo) manifiesto conductas negativas sobre lo poco que gano o lo caro que se ha puesto todo y, además, me niego a hablar en casa sobre mi situación financiera, mis hijos relacionarán el dinero con algo malo.
Por el contrario, si soy una persona despilfarradora, que no me reprimo de ningún capricho, que el límite de la tarjeta está agotado casi siempre, mis hijos se verán influenciados con este ejemplo negativo de vivir el presente sin pensar en el futuro. Ellos, si siguen mi ejemplo, vivirán también por encima de sus posibilidades.
Debo cuidar mi comportamiento con el dinero, gestionarlo para conseguir mis metas vitales personales y familiares, hablando de ello en el seno de la familia, dando voz a todos sus miembros. Así estaré modelando la futura salud financiera de mis hijos. Educar con el ejemplo.
El entorno económico general. Si he vivido, sobre todo en mi infancia, una época económica de penuria, dónde se carecía casi de todo. Si de mayor tengo más recursos, mi actitud hacia el fomento del ahorro y del control del gasto serán mayores. Seguramente no compraré algo hasta que sea necesario, hasta que pueda pagarlo y no me endeudaré innecesariamente por conseguirlo.
Por el contrario, si mi infancia transcurrió en una época de prosperidad económica en la que había de todo y todo se podía adquirir, si no había dinero se facilitaba un crédito para conseguir lo que se deseaban. Ahora de mayor voy a formar parte de esa sociedad ávida de consumo.
La presión externa. Los mensajes publicitarios y las conductas del círculo de amistades nunca me han sido ajenas y he notado su influencia en mi forma de pensar y de comprar. Las nuevas generaciones lo tienen peor en cuanto que no los hemos preparado para defenderse de estas influencias, ya sean de mensajes o de conductas.
Antes era mi círculo de amigos los que me pudieran condicionar, ahora son los influencers, líderes de opinión de las redes sociales, que cuentan con miles de seguidores y muestran vidas que otros jóvenes desean y envidian. Han creado en Internet un nuevo y potente marketing de influencia para promocionar productos, eventos, viajes, marcas …etc.
Las experiencias. Cuando una persona tiene que tomar una decisión financiera y tiene poca formación en la materia, puede ocurrir que cometa un error, por lo que la próxima vez que se vea en otra situación parecida le produzca miedo o estrés. Las emociones le podrán y la probabilidad de volver a errar aumentará. También puede que acierte, por casualidad, y la euforia le lleve la próxima vez a actuar de la misma forma y, en esa ocasión, falle estrepitosamente.
Debo fomentar en los jóvenes que tengan una actitud crítica con todo lo que le rodea y les influencia, mostrarles las herramientas que utiliza la publicidad y que la vida de los influencer no es tan guay las 24 horas del día. Tratar de que tengan un autoconocimiento de ellos mismos, que se planteen las vivencias en materia financiera en el seno de sus familias… y, sobre todo, que analicen las consecuencias positivas y negativas en sus experiencias con el dinero. También, transmitirles conocimientos financieros, siempre que pueda.
Fuente: CNMV, Banco de España y Servicio de Formación en Red.