Rocío Guerra, fundadora de Xeito Meeting, ha entrevistado a Isabel Medina, psicóloga sanitaria y mediadora familiar, con motivo de la celebración del ciclo «Escuchando tendencias. La montaña rusa de la educación», celebrado en la sede de la Fundación Cajasol en Córdoba. Medina fue la invitada de la tercera sesión, dedicada a la Educación de Pareja, en la que, de la mano del educador social y profesor de la Universidad de Loyola, Ignacio Andrío, trataron, entre otras cuestiones, del enamoramiento, el amor como libertad y la escucha activa, dentro de las relaciones.
A menudo se confunde estar enamorado y amar de verdad. El amor es mucho más complejo de lo que nos venden en las películas y en los medios. Nos venden la idea de amor perfecto, donde amas y te aman al mismo nivel; lo que no nos explican es las fases por las cuales las personas pasan antes de amar completamente.
Se suele considerar el enamoramiento como la primera fase de una relación amorosa, donde las personas se sienten atraídas hacia una persona en concreto, y con la cual sienten una serie de cambios fisiológicos cuando piensan o ven a dicha persona. Durante esta fase, los enamorados no se conocen realmente y todo lo que ven en la otra persona, les parece correcto e ideal. Es una atracción que nos impulsa de manera casi involuntaria a centrar toda nuestra atención en ella.
Se empieza a amar cuando se deja de estar enamorado.
Para amar se requiere un tiempo y conocer de la otra persona tanto lo bueno como lo malo, los defectos como las virtudes. El amor parte de la base de la realidad, donde dejas de ver a tu pareja de manera idealizada. El enamoramiento nace al sentir una atracción hacia una persona por la cual dejamos caer las “barreras” que nos separan del resto de individuos. Mientras que el amor nace una vez has conocido a la otra persona realmente. En el enamoramiento tenemos la sensación de que hemos creado una conexión especial con dicha persona, por lo que compartimos con ella nuestros sentimientos y pensamientos más internos. El amor, es la consecuencia de la confianza creada entre ambos.
¿Hasta qué punto podemos confundir el amor con la dependencia emocional y cómo lo distinguiríamos?
El amor es libertad, y la dependencia es como un nudo que ahoga. Cuando el amor es auténtico, se ama a la otra persona y se intenta que sea feliz sin pedir nada a cambio.
En la dependencia se hace todo por complacer a la pareja, pero esperando a cambio que esa persona esté presente en todo momento; para ello se utiliza el control y si hace falta, la manipulación.
Dentro de un amor sano y maduro, cada miembro es capaz de crecer dentro de la relación amoldándose a la voluntad de ambos y al proyecto vital en común. Ello implica que cada uno debe de ser capaz de ser uno mismo dentro de la relación. La confianza mutua es un hecho liberador, permitiendo que ambas personas puedan expresar todo su potencial. Cada uno tendrá sus metas y anhelos que la otra persona animará a que los alcance.
La dependencia suele ser una losa demasiado pesada, ya que la persona que la desarrolla quiere que su pareja cada vez esté más tiempo a su lado, controlándola y obligando a que se entregue en cuerpo y alma a la relación, olvidando sus propios sueños y proyectos.
Esta clase de relaciones acaban ahogando a la persona víctima de la dependencia del otro, y sacando a flote lo peor de cada uno.
¿Qué claves nos podrías dar que a tu juicio son fundamentales para que una relación de pareja funcione?
Para establecer una relación sentimental o de pareja sana, es muy importante tener una buena comunicación. En este sentido, cabe destacar que la comunicación va más allá de si se habla o no se habla, o de cuánto se habla. Tiene más que ver con lo que se dice y cómo se dice. Podemos hablar de dos factores importantes y necesarios: la escucha activa y la comunicación asertiva.
Para que haya una escucha activa, lo primero y necesario es tener disposición de escucha, nos falta tiempo y ganas de hacerlo muchas veces. Primero tenemos que escuchar con atención, comprender lo que la pareja nos quiere decir. Le podemos hacer una devolución de lo que hemos escuchado, si es correcto la persona a afirmará o asentirá que se le ha entendido. Una vez conseguida esa fase ya podemos continuar con la respuesta, que consistiría en expresar de forma, asertiva nuestro punto de vista.
Hay tres sencillos pasos que nos pueden ayudar:
1. Con nuestras palabras le decimos lo que hemos entendido, algo que es real, objetivo, sin interpretaciones.
2. Decirle cómo nos hace sentir eso que hemos escuchado, es conveniente hacerlo en primera persona, puesto que estamos hablando de un tema subjetivo, de nuestro sentimiento o interpretación.
3. Es recomendable acabar haciendo una propuesta concreta, que exprese lo que nos gustaría o lo que necesitamos. Pero de forma concreta, es decir, que se pueda medir, contar, evaluar, en un tiempo determinado.
Puedes ver el encuentro íntegramente aquí: