Antonio Cáceres ha presentado en la Fundación Cajasol en Sevilla su último poemario ‘La luz más quieta’, una publicación editada por la Fundación Lara dentro de la Colección Vandalia. Una obra en la que el autor mantiene  la sencillez y la claridad de la expresión como vocación estética de su poesía. Estilísticamente, su poesía ha sido calificada como literatura experimental por el hecho de tratarse de una poesía concreta, objetiva, visual, plástica o cinética. 

‘La luz más quieta’ se trata de un poemario en el que, partiendo de acciones o situaciones cotidianas, Antonio Cáceres habla de los grandes temas del género como son el amor, la muerte, el paso del tiempo o la pérdida. Para ello, se sirve de un lenguaje directo, coloquial e incluso conversacional. En cuanto a su estructura, los poemas se distribuyen en base a tres secciones, la «luz más quieta», «la lechuza de Minerva» y «luna pensativa» que parecen provenir de  un estado de vigilia ensoñada en donde se desdibuja la línea tenue de la conciencia. Cuando llega a borrarse, hasta el ejercicio de la escritura automática, surge un contrapunto de estilo que, sin llegar a ser hermético, se vuelve menos evidente para el lector. En cambio, otros poemas ensayan la canción y la elegía, presentes en toda la obra de Cáceres, junto a composiciones más narrativas o de inspiración culturalista. A la diversidad de temas y tonos se ajusta también la variedad métrica de una poesía que se inclina con naturalidad al registro menor de la conversación y de la confidencia. A través de su experiencia ,el autor traza una biografía sentimental de la que con frecuencia el poema es un correlato objetivo.

El acto, ha sido presentado por Jacobo Cortines, escritor y director de la colección Vandalia, y Juan Lamillar, escritor y crítico. Durante la presentación, Jacobo Cortines ha querido resaltar de su obra que «es la niñez, es el tiempo, es la quietud y la luz la que explican por qué este libro se llama así». La principal característica que han resaltado de Antonio Cáceres es  «su sensibilidad ante la naturaleza, para los colores y para los olores. Hay poemas que son pictóricos debido a su afición a la pintura. La pintura es a su vez una forma de parar el tiempo».

Durante la presentación, además de realizar una lectura de algunos de sus poemas, el autor ha manifestado que, con esta obra, pretende «despojar la poesía de retórica y de elementos circunstanciales, para hacerla lo más sencilla, desnuda y recogida posible».