Cristina Garmendia, presidenta de la Fundación COTEC para la Innovación, responde sobre la situación de nuestro país en el ámbito del I+D+I y el futuro en este ámbito. Todo ello tras la visita de la exministra a la Fundación Cajasol.

  • ¿Cómo se está trabajando la innovación y el desarrollo en España actualmente? 

La inversión española en I+D+I lleva siete años creciendo sin interrupción. Según los últimos datos del INE, España invirtió en 2021 un total de 17,2 millones de euros, un 9,4% más que el año previo, el mayor crecimiento desde 2008. No hay duda de que el dato es muy bueno. Pero hay que hacer dos matizaciones importantes. Primera, la ratio de inversión en conocimiento sobre el PIB fue del 1,43%, un porcentaje muy lejos de la meta del 2,12% fijada para 2027 por la Estrategia de Ciencia, Tecnología e Innovación. Segunda, la subida debe mucho a los fondos europeos, que nos ofrecen una muy buena oportunidad para remontar, pero siempre que estemos a la altura en capacidad de gestionarlos y ejecutarlos. Sin un cambio estructural profundo, los fondos europeos pueden ser, como suele decirse, pan para hoy y hambre para mañana. Y sabemos por experiencia que al conocimiento le sientan muy mal las evoluciones en dientes de sierra.

  • ¿Puede ser España un referente en innovación a corto plazo?

España tiene muchas capacidades en las que destaca sobre otros países que son referencia en innovación. Nuestra posición no sería tan retrasada si se midiera mejor la innovación que se hace, por ejemplo, en el sector servicios. Los actuales indicadores están diseñados para medir la innovación en economías en las que la industria tiene más peso que en la nuestra.

  • ¿Por qué cree que España no llega a la inversión media de la Unión Europea en I+D? 

No hay una sola razón, pero si tuviera que señalar la más importante sería la falta de voluntad política. Solo hay que repasar nuestra historia reciente. Las grandes economías europeas respondieron a la crisis financiera de 2008 con más inversión en I+D+I, mientras que nosotros aplicábamos recortes y perdíamos el terreno que habíamos recuperado los años anteriores. Llegó la recuperación económica y seguimos sin reactivar la apuesta por el conocimiento, seguía creciendo la brecha. Ha tenido que llegar ayuda europea para que volvamos a hacer una inversión importante en I+D+I, pero no sabemos qué pasará cuando se acabe la ayuda. Siempre vamos a remolque del continente. Y no vale pensar que es una cuestión de recursos, invertimos en I+D+I mucho menos de lo que nos correspondería por riqueza económica. Y esto además lo saben los ciudadanos. Lo muestra la encuesta anual de percepción social de la innovación que hace Cotec con Sigma Dos. Ocho de cada diez españoles opinan que la inversión pública en I+D es insuficiente. Es más, entre 2017 y 2022, los que están “muy de acuerdo” con esto han subido del 18% al 32%. Pero ni siquiera este dato tan apabullante tiene influencia en la agenda política. Mi impresión es que hace falta que tanto los políticos como los ciudadanos relacionen esa insuficiente inversión en conocimiento con muchos problemas que padecemos -que sí están en la agenda política- y que precisamente tendrían solución con una mayor apuesta por el conocimiento.

  • ¿Qué acciones promueve actualmente la Fundación Cotec?

En Cotec aspiramos a ser un verdadero agente de cambio y provocar transformaciones estructurales y sistémicas a través de la innovación. Definimos la innovación como todo cambio (no solo tecnológico), basado en conocimiento (no solo científico) que genera valor (no solo económico). Con esta premisa, trabajamos principalmente en tres grandes áreas: economía, educación y sostenibilidad. Hacemos labores de observatorio, dirigimos proyectos, organizamos eventos. Nuestra agenda en los últimos años se ha centrado en analizar e impulsar las tres grandes transiciones de nuestro tiempo: los cambios en los flujos de información (de lo analógico a lo digital); en los flujos de materia y energía (de lo lineal a lo circular); y en los flujos de inversión (de lo material a lo intangible). Además, estamos muy atentos a los problemas emergentes que pueden encontrar una respuesta en la innovación. Por ejemplo, nos preocupa la falta de respuesta política al impacto de la tecnología sobre el empleo, nos movilizamos durante la pandemia ofreciendo respuestas rápidas desde la innovación a problemas muy concretos que iban surgiendo, hemos impulsado muchos proyectos para combatir la desigualdad o las brechas territoriales. Y, por último, hacemos una gran apuesta por la comunicación, predicando innovación con el ejemplo, en formatos, en contenidos y en audiencias.

  • ¿Cómo la automatización y la inteligencia artificial va a modificar el empleo en España?

En Cotec llevamos muchos años advirtiendo del impacto negativo que tiene la automatización sobre el empleo cuando los cambios no van acompañados de decisiones políticas. Hace dos años entregué personalmente a la presidenta del Congreso de los Diputados más de 135.000 firmas de apoyo a una carta en la que pedíamos a los políticos que debatieran sobre el futuro del empleo. Los peligros que entonces vaticinábamos ya los hemos constatado con diversos estudios. Hemos publicado dos estudios independientes, con la Fundación Iseak y la Universidad Complutense, en los que analizamos el mercado laboral español en los últimos 20 años. Y llegan a conclusiones complementarias. La principal, que en las economías más desarrolladas y automatizadas está disminuyendo la proporción de trabajadores en las ocupaciones de salarios medios con respecto a los dos extremos de la distribución salarial, las ocupaciones de baja y alta remuneración. Es decir, el peligro que corremos es la desaparición de la clase media. El futuro nos va a exigir mucha recualificación y adaptación personal. Es clave potenciar las capacidades que nos distinguen como humanos, aquello en lo que los robots y los algoritmos, de momento, no nos superan. Y es imprescindible aplicar políticas públicas, educativas, de empleo, de innovación, para facilitar esta transición, y promover el compromiso y la flexibilidad de los agentes sociales.

Natalia Palomino

Revista Fundación. Nuestra razón de ser. Nº16