Eduardo Manzano, director del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha presentado esta semana su libro ‘La corte del califa’ en nuestras sedes de Sevilla y Córdoba. La editorial Crítica publica un relato hasta ahora desconocido de la corte del al-Ḥakam II durante la época de máximo esplendor del califato omeya. Eduardo Manzano nos ha ayudado a comprender lo que significó el califato de Córdoba y cuáles fueron las razones por las que acabó desapareciendo desde la Sala Salvador de la Fundación Cajasol, primeroen Sevilla en un acto presentado por el arabista, académico y profesor de la Universidad de Sevilla, Rafael Valencia; y posteriormente en Córdoba, acompañado por el sociólogo y profesor del CSIC Manuel Pérez Yruela, donde llenó el salón de actos de nuestra Entidad.
Eduardo Manzano, uno de los mejores historiadores españoles experto en la historia de Al Andalus, publica ‘La corte del califa’, una fascinante historia de los omeyas a partir del hallazgo de un texto único. Durante la segunda mitad del siglo x, el califato de Córdoba se convirtió en la mayor potencia política y cultural de Occidente. Lugar de visita de embajadas y comerciantes llegados desde todos los confines del Mediterráneo, al-Andalus conoció un gran esplendor. El cénit de esa supremacía se produjo en tiempos del califa al-Ḥakam II (961-976), famoso por poseer una de las mayores bibliotecas de la época, por sus obras de ampliación de la mezquita de Córdoba, y por la suntuosidad de la ciudad palatina en la que vivió, Madīnat al-Zahrāʼ, situada a pocos kilómetros de la capital.
Este libro se basa en un texto extraordinario, que nunca había sido objeto de un estudio completo: los anales que un funcionario y cronista de la corte del califa escribió de forma casi diaria entre junio del 971 y julio del 975, lo que permite ofrecer un gran fresco del califato omeya de la mano de un testigo presencial. Es posible seguir los pasos del califa y su séquito a través del plano actual de Córdoba o de las ruinas, hoy visibles, de Madīnat al-Zahrāʼ, y comprobar el funcionamiento de la administración califal o los graves problemas del ejército en las guerras que mantenía en el norte de Marruecos y en la frontera contra los cristianos en el valle del Duero.