Rocío Guerra, fundadora de Xeito Meeting, ha entrevistado a Cristina Conde, doctora en Biomedicina, y a José María Jiménez Páez, doctor especialista en Geriatría, con motivo de la celebración del ciclo «Trabajando por nuestros mayores», celebrado en la sede de la Fundación Cajasol en Córdoba. Trataron los problemas más comunes en la población mayor, como son la demencia, los trastornos del sueño o la depresión.

  1. ¿Qué es la enfermedad de Alzheimer?

José María Jiménez Páez: Es uno de los grandes retos en la medicina del mayor. La enfermedad de Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa que produce un deterioro en las funciones de la persona que lo padece, sobre en todo en la memoria, orientación, pensamiento y otras muchas cosas que no solo afectan a este apartado. El Alzheimer no sólo afecta a la parte cognitiva o mental de la persona que lo padece, sino también a los aspectos clínicos, psicológicos y conductuales y a la esfera social (los cuidados del cuidador).

  1. ¿Qué sabemos acerca de por qué se produce esta enfermedad?

José María Jiménez Páez: ¿Es hereditaria? No, no es hereditaria. La posibilidad de herencia está entre el 1 y 2 %. El factor que influye en el desarrollo de Alzheimer sobre todo es la edad, conforme avance la edad aumenta la prevalencia. Por encima de los 65 años está entre un 5 y 6% la prevalencia y por encima de los 85 años puede llegar según los estudios y ensayos que haya un 35%.

También hay factores muy importantes que podemos hacer de prevención como son la hipertensión, diabetes, aumento del colesterol, la vida sedentaria y la higiene del sueño.

  1. ¿Cuáles son los primeros síntomas cognitivos más comunes y cuándo debemos acudir a nuestro médico?

Cristina Conde: El síntoma clásico son los problemas de memoria.  Al principio esta enfermedad da la cara así, una memoria declarativa episódica (lo que comí ayer, lo que hice hace un par de días, pierdo todo, no sé dónde puse las cosas). La enfermedad de Alzheimer suele afectar a la memoria de los episodios, es lo más frecuente. También se asocia a los problemas de planificación, controlar los impulsos, cambios de humor, pero el principal es los problemas de memoria.

Cuando haces una valoración neuropsicológica puedes diferenciar el tipo de déficit que tiene el paciente a nivel cognitivo y esto te puede orientar a un diagnóstico que hace un neurólogo, ya que es el médico el que dice cuál es. Hay que consultar con un médico siempre que tengamos dudas de lo que nos está pasando es patológico o no. Cuando hay un problema de cambios de personalidad, irritación… que nos llaman la atención, siempre que nos preocupemos nosotros mismos por los problemas que estamos teniendo, debemos consultarlo con un médico.

El médico de atención primaria es el que hace la primera valoración y si ve que hay algo que se salga de la normalidad derivará en este caso al especialista que es el neurólogo.

Necesitamos neuropsicólogos, por ejemplo, en atención primaria para hacer el primer cribado. Dar un paso más para poder cribar mucho mejor. NO en todos los casos es un problema de memoria, puede ser un cambio de conducta, de personalidad…. Que en un test quizá no se vea.

  1. ¿Qué tratamientos no farmacológicos tenemos actualmente?

Cristina Conde: Hay tratamientos no farmacológicos, pero tienen que hacerse de manera privada. Se pueden recomendar hacer estimulación cognitiva, neurorrehabilitación, recomendaciones de alimentación, estilo de vida saludable, ejercicio. El papel fundamental lo tienen las asociaciones de pacientes que consiguen hacer el tratamiento multidisciplinar. También son buen recurso los talleres de memoria como el que se realizan en la misma Fundación Cajasol en Córdoba.

Debemos tomarnos estos tratamientos como algo serio y no un entretenimiento, que se haga de manera personalizada y específica para cada persona.

En esta enfermedad se han intentado dar pasos, pero que han sido como parches. La solución está todavía bastante lejos de alcanzar, aunque hay mucho conocimiento e investigación detrás.

  1. ¿Existen formas atípicas de la enfermedad que cursen con otra sintomatología diferente a los problemas de memoria?

Cristina Conde: La enfermedad de Alzheimer puede hacer un inicio afectando al lenguaje, que nos puede pasar porque nuestro cerebro puede cometer errores que pueden ser normales. También puede empezar con problemas de conducta, de planificación, organización, problemas para controlar los impulsos. No siempre una enfermedad de Alzheimer comienza con problemas de memoria, por eso cualquier otro problema hay que darle importancia y consultarlo.

Generalmente el mayor porcentaje suele comenzar con los problemas de memoria que hemos dicho anteriormente.

  1. ¿Por qué es tan importante la figura del cuidador del paciente con Alzheimer?

Cristina Conde y José María Jiménez Páez: Una parte importante es la educación al familiar sobre la enfermedad, que tiene que tener un buen conocimiento cómo cursa y cómo evoluciona y tener recursos para su día a día. La primera queja que recibimos cuando llega un paciente con un familiar es que no saben a dónde acudir. Nosotros siempre recomendamos las asociaciones de familiares y pacientes para que nos puedan orientar de las distintas fases por las que está pasando el paciente.

Pero no sólo el familiar directo, sino también los que estamos alrededor, como familia y amigos, que sepan cómo reaccionar ante determinadas situaciones que se dan que pueden ser un poco incómodas.

Podemos dar datos de coste por paciente y año, que en el inicio de la enfermedad es de 23.000 y 30.000 € por paciente. Conforme progresa la enfermedad, el gasto es mayor porque se pierde la actividad avanzada, después la actividad instrumental y finalmente la actividad básica. Ese deterioro funcional y cognitivo encarece el gasto.

Hay que pensar en las horas de dedicación por parte del cuidador al paciente y la falta de productividad o falta de actividad por parte de ese cuidador, ya sea hijo, marido, mujer, etc., que, además, va a tener finalmente sintomatología como dolores de cabeza, cansancio, mala alimentación, se descompensa la diabetes, colesterol… y también problemas psicológicos, con problemas de insomnio, ansiedad, problemas de conducta alimentaria o problemas de sueño.