Nuestra sede de Sevilla ha sido hoy escenario de la conferencia «Diálogo sobre pobreza y exclusión social en Andalucía», organizada por la Asociación Nuevo Diagnóstico de Andalucía con la colaboración de la Fundación Cajasol.

En el acto han intervenido Raúl Flores Martos, secretario técnico de la Fundación Foessa y coordinador del Equipo de Estudios de Cáritas Española; Concha Danta Navarro, coordinadora de Inclusión Social de la Red de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social-EAPN Andalucía; y Germán Jaráiz Arroyo, profesor de Política Social de la Universidad Pablo de Olavide, moderados por Manuel Pérez Yruela, presidente de la Asociación Nuevo Diagnóstico de Andalucía (NDA).

Manuel Pérez Yruela ha abierto el diálogo señalando que «la pobreza y la exclusión social son un problema histórico en España y Andalucía, un problema que ha mejorado notablemente en las últimas décadas, pero que todavía subsiste como un obstáculo estructural para mejorar las condiciones de vida de los andaluces».

El presidente de NDA ha declarado que «la pobreza es, sobre todo, un freno para el acceso a la educación general y ocupacional, a la cultura, para la movilidad social y para el acceso a los bienes necesarios para tener unas condiciones de vida dignas más cercanas que distantes de las que tienen quienes están libres de esta lacra».

«La coexistencia social de quienes están en situación de pobreza con quienes no lo están deteriora la cohesión social, deteriora la legitimidad del sistema social que lo provoca y es causa de muchos conflictos sociales», ha enfatizado.

Raúl Flores ha expuesto una «mirada hacia la exclusión social, centrada en el impacto de la crisis de covid en las condiciones de vida de la población», con una radiografía social completa con datos sobre la desigualdad, el empleo, la vivienda, la salud, la fractura social con «viejas y nuevas brechas» y políticas para el rescate de los más vulnerables.

El secretario técnico de la Fundación Foessa ha hecho un paralelismo de la pandemia de covid con el Titanic, con «muchos ciudadanos, que los conocemos bien porque los acompañamos desde Cáritas, para los cuales esta crisis ha supuesto un impacto muy severo», como ocurrió a los viajeros de segunda y tercera clase del buque, para los cuales no hubo botes salvavidas.

«La inmensa mayoría de la pobreza económica no es visible, no nos la encontramos tirada en nuestras calles. Podemos ver a una persona sin hogar en el suelo, pero no podemos ver las casas de las familias que, a pesar de trabajar, no pueden poner la calefacción o no pueden dedicar 20 euros a la excursión de sus hijos porque tienen que dedicarlos a la compra».

Concha Danta ha dado una visión cualitativa de la realidad que están viviendo las entidades sociales que forman parte de la Red Andaluza de Lucha contra la Pobreza, que atiende a 1.364.339 personas vulnerables con 16.819 profesionales contratados y 21.867 personas voluntarias.

Danta ha explicado que el 35.1% de la población de Andalucía está en riesgo de pobreza y/o exclusión social y que la comunidad está «soportando tasas de pobrezas muy elevadas«, con indicadores de carencias como la privación material severa que revelan que en el último año ha aumentado un 131% el número de familias que no pueden mantener la vivienda a una temperatura adecuada. «De los 15 barrios más pobres de España, 12 se encuentran ubicados en Andalucía», ha señalado.

Germán Jaráiz ha reflexionado sobre el papel de las políticas públicas y los servicios sociales, desde el contexto en el que nos encontramos. «Si miramos 50 años atrás vemos que nuestros territorios han vivido un proceso de cohesión desigual», ha señalado, apuntando que «el fenómeno de la pobreza y la exclusión es un proceso estructural más amplio que supera a Andalucía y se encuentra en el sur de España».

Jaráiz explica que » hemos tenido una evolución tendentemente dual, con polos de desarrollo agroindustrial, de servicios, etc., pero que a su vez coexiste con un nivel de desigualdad muy fuerte. La ciudad de Sevilla en este sentido es paradigmática».

Además, indica, «se ha dado una paradoja: mientras que los servicios sociales han avanzado y se ha universalizado su acceso, se ha periferizado su importancia política«.

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