Como casi todo el mundo, tengo una cuenta bancaria en la que he depositado mi dinero y con la que gestiono mis finanzas. Ingresos y gastos se van sucediendo en el tiempo, mucho más estos últimos, y un día la nómina no me llega en el momento esperado; pero los gastos no se retrasan y llegan puntualmente. El saldo de mi cuenta no es suficiente para atender estos gastos y… ¡zas! Descubierto en cuenta. Mi cuenta se ha quedado en números rojos.
Se llaman así, números rojos, porque antiguamente, cuando los movimientos de las cuentas se apuntaban manualmente en las libretas de ahorros, el saldo negativo o deudor se anotaba con tinta de color rojo, para que llamara la atención y diferenciarlo del saldo positivo en cuenta, que se anotaba en azul o negro.
¿Por qué ocurre esto, que entren en la cuenta gastos sin tener saldo en ella para atenderlos?
La mayoría de los bancos aceptan cargar recibos en la cuenta sin saldo suficiente para no producir un perjuicio grave al cliente. Como puede ser un recibo de la electricidad, de un seguro o el pago de un impuesto, la devolución de estos recibos puede llevar a un corte de suministro, a no atender un siniestro que haya tenido o a una penalización. Así, mi entidad bancaria admite el descubierto y adelanta el dinero de esos gastos porque se fía en mí y espera que en breve llegue el dinero de mi nómina o de otro ingreso y reponga el dinero que me ha faltado.
Estar en números rojos significa que le debo dinero al banco. Pudiera parecer un crédito automático sin necesidad de que yo lo autorice; pero no está considerado así, más bien es como un impago, al que se aplican unas condiciones especiales.
Atención: los descubiertos me pueden sacar de un apuro; pero me pueden salir caros. Esta atención que me da el banco no es gratuita. El banco por ello cobra una comisión y/o unos intereses que dependen de la cuantía del saldo negativo y el tiempo que esté en descubierto.
En la próxima entrega se verá cuánto me puede llegar a costar esta situación.