El nuevo inquilino de la Casa Blanca ha trastocado todo el orden mundial en todos los ámbitos, pero especialmente en el comercial. Los titulares de las noticias desde enero repiten la misma palabra: ARANCELES. A todos los países que tienen relaciones comerciales con Estados Unidos les ha tocado de lleno. Ya lo venían diciendo desde antes de la toma de posesión: ¡Se acabó el libre comercio, aranceles para todos!
Se aborda en estos Lunes Financieros este tema que, aunque puede sonar a macroeconomía y a relaciones internacionales entre países ¿pudiera llegar a afectar a mi economía doméstica, es decir, a mi dinero?
Como siempre, vayamos por partes, empecemos con una definición de este término para saber de qué me están hablando.
¿Qué son los Aranceles?
Los aranceles son básicamente impuestos que un país impone a los productos fabricados en otros países cuando éstos se quieren vender en el primero.
Si quiero comprar algo que se fabricó en otro país, como un teléfono, un coche o una prenda deportiva, al cruzar la frontera el precio de venta de ese producto se verá incrementado en una cantidad de dinero, una «tasa» extra. Claro está este dinero extra pagado se lo queda la hacienda del país de entrada.
¿Qué se persigue con los Aranceles?
Pues no es otra cosa que hacer que los productos importados sean más caros ¿Por qué querría un país hacer eso? Para que sus ciudadanos prefieran comprar sus productos nacionales. Esto, en teoría, ayuda a proteger las industrias locales o a sectores económicos estratégicos, frente a la competencia de fuera y a mantener o crear puestos de trabajo en el sector que fabrica o produce esos productos.
El nuevo presidente de EE. UU. asegura que los aranceles son necesarios para proteger a la industria de su país, pero también los utiliza como arma negociadora con sus rivales. Quiere compensar su balanza comercial.
¿Qué es la balanza comercial?
Es la diferencia entre el valor de lo que se vende al exterior y lo que se compra del exterior. Si se vende más de lo que se compra hay superávit comercial, en caso contrario déficit comercial. En el caso de EE. UU., éste tiene un déficit comercial muy importante, que es lo que la nueva administración quiere corregir.
El presidente estadounidense alega que el mundo ha estado sacando ventaja de su país durante mucho tiempo. Con la Unión Europea ha abierto negociaciones para equilibrar la balanza comercial que es claramente favorable a la UE, aunque no en todos sus países por igual, con España es claramente favorable a EE. UU. Cada vez que se estancan las negociaciones o no van como les gusta aparece la amenaza de los aranceles: se le aplicará un arancel del 50% a todos los productos europeos dentro de un mes… y a empezar de nuevo las negociaciones.
El impacto directo en mi bolsillo
Para ponerme en situación tengo que refrescar lo que me comentaban en los mensajes de Los Lunes Financieros de febrero del año pasado, cuando me decían que el mundo está lleno de riesgos y que poco podía hacer yo por evitarlos, y lo peor es que seguro que afectarían a mi economía familiar; pero que se hicieran realidad tenían una probabilidad baja.
Pues con los aranceles hemos pasado de riesgo a amenaza y hay una alta probabilidad que se convierta en un problema que me afecte, en cuanto haga mella en mis finanzas.
Está claro que si trabajo en un sector productivo que exporta productos al país que impone aranceles, me va a afectar y mucho, porque va a costar más venderlo a precios más elevados ¿Se pueden reducir los costes de producción? Ya puedo imaginar qué coste será el primero en verse afectado: los salarios.
Aunque hoy en día toda la economía de un país está interconectada y por efectos colaterales afectará a todos los sectores.
Además, si un producto importado, que yo compro en España, ahora tiene un impuesto (el arancel), su precio final subirá. Esto significa que podría empezar a ver que algunas cosas cuestan más. Incluso si un producto no viene directamente del país que puso el arancel o del país al que se le impuso el arancel, los precios pueden subir debido a efectos indirectos, como una menor competencia en el mercado, desaparecen los productos que se han encarecido por el arancel, o problemas en la cadena de suministro global.
En resumen: los aranceles son impuestos a los productos importados que hacen que esos productos sean más caros, y eso puede afectar directamente cuánto pago por las cosas que necesito o quiero, ¡reduciendo mi poder adquisitivo! Y generando inflación que me repercutirá.
En la próxima entrega, veremos cómo esto puede ir más allá del simple precio de los productos y afectar otras partes de la economía familiar.