Resiliencia financiera, clave para hacer frente a tiempos difíciles
Que el mundo está lleno de riesgos ya lo sé; pero que se hagan realidad es otra cosa, creo que esto es poco probable y, por ello, siempre he minimizado el peligro real que estoy corriendo.
Esta escasa probabilidad de que los riesgos se materialicen y generen consecuencias negativas está cambiando. La posibilidad de que ocurran eventos importantes a nivel global, y que me puedan afectar, aumenta en estos tiempos que me ha tocado vivir. Cada vez estamos más interconectados, más globalizados, dependemos de decisiones en las que no participamos ni en las que podemos influir.
«El aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo». Este proverbio chino que he oído tantas veces refleja perfectamente lo que nos depara la globalización. Acontecimientos que se pueden dar en ciertas regiones del planeta pueden afectar profundamente a la economía mundial y a la de mi país y, por tanto, a mi puesto de trabajo y a mi patrimonio.
Ya lo vi con la COVID-19 que paralizó la economía mundial, con el estallido del conflicto en Ucrania y las subidas de precios sobre todo de alimentos y energía, con un nuevo conflicto bélico en oriente próximo… Todo esto me afecta cada vez más y, claro, a mis finanzas también.
Por ello, con esta sucesión de crisis, ya debería haber tomado medidas para hacerles frente, al menos debería haber empezado a crear unas defensas; pero ¿cómo actúo para enfrentarme a estos reveses?
Pues hay algo que se llama Resiliencia, que es la capacidad para hacer frente a los cambios en la vida sin sufrir un vuelco irreparable, permitiendo que pueda rehacerme con cierta facilidad. Esto se puede aplicar también a mis finanzas.
¿Qué es la resiliencia financiera?
Es la capacidad para adaptarme con flexibilidad a los cambios negativos que merman mis ingresos o mi patrimonio, es decir que perjudican mi salud financiera. De hecho, hay formas de minimizar el impacto de cualquier contratiempo en ella.
No hay muchas personas que sean resilientes de forma innata, la mayoría que manifiestan esta capacidad lo han conseguido con un poco de esfuerzo y entrenamiento.
Veamos las características de estas personas resilientes:
- Son positivas y ven los desafíos como oportunidades para mejorar. Son capaces de replantear las situaciones de una manera positiva.
- Son flexibles, no se aferran al “estatus quo”, siempre hay nuevas opciones que pueden ser tan buenas o mejores que la situación actual.
- Están enfocadas a sus objetivos. Hay distintas formas o caminos de conseguir los objetivos que se han marcado.
- Son organizadas: Son capaces de desmenuzar el problema en otros más pequeños, establecer prioridades entre ellos y resolverlos uno a uno.
- Son proactivas, que trabajan con el cambio, adelantándose a él.
Así, ante una situación adversa, lo primero que debo hacer es mantener un pensamiento positivo y constructivo. La verdadera fortaleza está en mí. Debo estar convencido de que: no llegar a final de mes con mis ingresos; que se me acumulen las facturas o la pérdida repentina de mis ingresos no es el final; pero también es cierto que esto solo no basta. Debo estar preparado para estos momentos difíciles y tener disponible toda una batería de recursos y herramientas para afrontarlos.
La resiliencia financiera es un hábito que se entrena, produciendo cambios en mis relaciones con el dinero y en cómo me adapto a situaciones inesperadas.
Porque pensar que no me alcanzará la próxima crisis o que los problemas se solucionan solos es engañarme a mí mismo.
En las próximas entregas se propondrá cómo hacerme una persona resiliente.
