Las tarjetas revolving, una deuda sin fin

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Deuda sin fin con las tarjetas Revolving

¿Cómo me venden una tarjeta revolving?

Las tarjetas revolving, además de ser emitidas por bancos, también están asociadas a cadenas de grandes superficies, plataformas de venta online o empresas de transporte de viajeros respaldadas por entidades financieras o por sus propias financieras.

Cuando me conceden esta tarjeta revolving ya puedo realizar compras y disponer de efectivo en cajeros con independencia de mi nivel de liquidez. Estas tarjetas se comercializan como un instrumento de pago flexible, que permite disponer de fondos adicionales y devolverlos poco a poco. Además, cada pago se convierte de nuevo en crédito disponible. ¡¡Parece algo estupendo!!.

Pero las tarjetas revolving son algo más complejo. Debo comprenderlas y utilizarlas de forma adecuada.

Los argumentos de quién me la ofrece debo ponerlos en “cuarentena”, por ejemplo:

“A un tipo de interés bajo, no llega al 2%”. Inmediatamente debo preguntar a qué plazo se aplica este interés. Si es al mes, ¡cuidado! que al año puede superar una TAE del 24%.

“Pague la deuda en cómodos plazos”. Esto es clave. Ya me están diciendo que el pago de las disposiciones del crédito es aplazado. ¿No me dejan elegir la forma de pago? De ello va a depender los intereses que pague.

1. A mes vencido, devuelvo la totalidad del crédito dispuesto al mes siguiente. Esta forma de pago no devenga intereses.

2. Forma de pago aplazado en el tiempo. Que, como ya se ha dicho, conlleva elevados intereses. Para devolver el saldo dispuesto del crédito revolving existen dos vías:

Pago mensualmente un porcentaje fijo del crédito dispuesto. Suele aplicarse un porcentaje mínimo y máximo, entre el 5% y el 25%.

Pago una cantidad fija: abonaré una cuota fija mensual, hasta que se salde la deuda. También se establece unos pagos mínimos y máximos.

Debo comprobar que en el contrato me permiten poder cambiar de modalidad de pago en todo momento y no perder de vista el tipo de interés que me cobren mensualmente por el aplazamiento.

“Pago de cuotas tan pequeñas que no se dará cuenta”. Cuanto más pequeña sea la cuota más tiempo tardaré en amortizar la deuda y más intereses pagaré.

Especial atención al siguiente caso: que la cuota mensual sea tan baja que no cubra los intereses que me cobren en el mes.

Un ejemplo: Una tarjeta con un límite concedido de 2.000 €, del que se ha dispuesto la totalidad. Se ha fijado una cuota de pago de 30 € mensuales y el tipo de interés que se aplica mensualmente es del 1,75%. Así, los intereses que hay que pagar al mes serán: 2.000 € x 1,75% = 35 €.

Como la cuota que pago al mes son 30 €, significa que deberé 5 € de intereses. No habré amortizado nada de los 2.000 € y ahora la deuda será de 2.005 €. Se da la paradoja de que, aun pagando, ¡la deuda se incrementa mes a mes!