La Fundación Cajasol en Sevilla ha acogido la primera sesión del ciclo ‘Encuentros en Cajasol’, una serie de conversaciones conducidas por el periodista Rafael Cremades, con personalidades de diferentes ámbitos donde se analizan sus trayectorias personales y profesionales. Alfonso Guerra ha sido el protagonista del primer encuentro. El exvicepresidente del gobierno ha realizado un recorrido por su carrera como político, mostrando, a la su vez, su lado más íntimo y personal.
Durante la tertulia, Guerra ha hablado acerca de alguna de sus pasiones como es la literatura y el teatro, reconociendo que «mi choque con la dictadura vino por el camino del teatro. A mí me gustaba el teatro. Yo con 18 años ya dirigía teatro. Había que pedir autorización para representar una obra».
Precisamente, ha confesado que su salto a la política se produce, en gran medida, como respuesta a esta represión «por eso me metí en la cosa política, porque quería acabar con una dictadura que no dejaba representar ni publicar poesía. Yo hice una revista de poesía que se llamaba la Trinchera, el primer número pasó y el segundo era un homenaje a Vicente Alexandre, lo prohibieron».
En el terreno más profesional, Alfonso Guerra ha hecho balance de la situación actual de la política, manifestando que «se ha perdido una calidad espiritual tan terrible que lo mínimo que puede estar uno es decepcionado». El político ha querido mostrar su desacuerdo en relación con la manera de intervenir de los políticos en la tribuna quienes, según Guerra, abusan del formato “monólogo”. En este sentido, ha querido abogar por el diálogo ya que «uno tiene que acostumbrarse a respetar las ideas ajenas y a comprender más que a juzgar. A mí me importa menos juzgar a la persona que comprenderla. El diálogo es eso, lo decía Machado también. Para dialogar hay que preguntar primero, después escuchar».
Con respecto a su papel como político, el protagonista se ha definido como un “un soñador” pero también “un practicón” y “un poco escéptico”, reconociendo que «no me dejaba llevar nunca por la ola».
En relación a su retirada de la política, Guerra ha explicado que «me fui a que me enseñaran que la vida es la muerte también», sosteniendo que «el triunfo no es el éxito, el triunfo es la coherencia» y «triunfar es ser coherente en la vida». Por ello, ha argumentado que «uno puede cambiar de manera de pensar sobre esto o aquello, pero manteniendo la coherencia, que es el elemento fundamental de la vida de una persona», y que «te mantiene mucho más joven».
El encuentro ha contado con la intervención musical al piano de Claudio Gómez Calado, que ha amenizado la tertulia.