La sede de la Fundación Cajasol , en Sevilla, ha acogido una nueva sesión el Aula de Cultura ABC de Sevilla, de la mano de la autora Carmen Posadas, premio Planeta 1988. La cita ha sido moderada por los directores del Aula de Cultura ABC, Luis Ybarra y Francisco Robles.

Durante el encuentro, la escritora uruguaya ha presentado su último libro “Licencia para espiar” un trabajo donde la autora narra una fascinante y desconocida historia de las mujeres que se han dedicado a lo largo de su vida a las labores de espionaje.

Posadas ha reconocido que esta publicación tiene una parte de novela, pero también de ensayo de lo que es considerada como “una de las profesiones más antiguas del mundo”. Tal y como ha explicado la autora, “el ser humano es un animal muy débil entonces, como la información es poder, y es la forma de sobrevivir, pues necesitaban saber lo que hacían las tribus enemigas o averiguar dónde estaba el agua más cercana”.

En este sentido, las mujeres han destacado en esta faceta de espías sobre todo porque se ha escrito poco sobre ellas y también porque son “más intuitivas, guardan mejor un secreto y pasan más inadvertidas”.

Entre las páginas de este último trabajo, la autora recoge, entre otras, las historias de la bíblica Rahab, cuya intervención fue decisiva para conquistar la Tierra Prometida, o de la Balteira, la juglaresa gallega que se vio envuelta en mil y una intrigas durante el reinado de Alfonso X.

Asimismo, da cabida también a las singulares y temibles envenenadoras de la India, y tendremos un punto de vista insólito sobre el asesinato de Julio César o reinas como Catalina de Médicis y su “escuadrón volante”; aventureras como la inevitable Mata-Hariy también princesas que pusieron su talento al servicio de Hitler, o españolas que se vieron envueltas en algunos de los complots más importantes del siglo XX, como Caridad Mercader.

Todas ellas, y algunas más que no se pueden mencionar, componen un libro que se lee como la mejor novela de aventuras y que, una vez más, demuestra que el talento femenino es inagotable y no conoce límites.

A lo largo del encuentro, Posadas mantuvo un vivo interés en el público —con la ayuda de Francisco Robles y Luis Ybarra, directores del Aula de Cultura de este periódico—, contando historias reales y hechos vividos por ella misma. Prueba de ello es la anécdota que contó cuando entrevistó a una espía de los servicios de inteligencia españoles. «Estuvo allí 40 años, no se ofreció, la captaron y solamente su marido, no sus hijos, sabía que trabajaba para el Cesid». «Buscan mujeres universitarias, que hablen idiomas, están los primeros años bajo vigilancia durante el entrenamiento que dura dos años y averiguan si existe un flanco débil, si tienen apego a la bebida, son cotillas o demasiado fantasiosa».