«Un rayo en un cielo despejado». Esta bella metáfora del doctor Francisco Trujillo Berraquero, jefe de Cardiología del Hospital Viamed de Sevilla, encierra un concepto tan mediático en los últimos años como letal para el que padece su impacto: la muerte súbita. El Centro Cultural Cajasol acogió anoche una nueva conferencia del ciclo ‘Aula de Salud’, que organizan el Hospital Viamed Santa Ángela de la Cruz y la Fundación Cajasol, bajo el título «Muerte súbita en el deportista. ¿Podemos prevenirla?». El acto fue presentado por la Directora de Comunicación y RRII de Cajasol, Pilar Lacasta, y moderado por el doctor Fernando Romero Candau, Jefe del Servicio de Medicina Interna del Hospital Viamed de Sevilla. El posterior coloquio estuvo protagonizado por los doctores José Naranjo y Tomás Calero, jefes de los servicios médicos del Sevilla FC y Real Betis, respectivamente.

Trujillo abordó la problemática de la muerte súbita informando sobre el funcionamiento y las características del corazón de un deportista; las principales enfermedades que producen muerte súbita en los deportistas y los factores de riesgo cardiovasculares. Asimismo, hará hincapié en la importancia de la prevención, basada en la colocación de desfibriladores en los sitios públicos; la realización de reconocimientos médicos a personas que pueden estar en riesgo y el control propio de los factores de riesgo cardiovascular.

En un recorrido histórico analizando la muerte súbita, destacó la aportación de Cristobal Méndez, que en 1553 ya apuntó que «el ejercicio es el más natural de las medicinas», resaltando a continuación que lo ideal es hacer cómo mínimo media hora de ejercicio durante cinco días a la semana. Y es que uno de los aspectos importantes de la charla fue terminar con el mito de que los deportistas tienen mayor riesgo de sufrir este tipo de percances por su actividad física. «El corazón del atleta tiene un gasto mayor, pero su volumen también es mayor. La diferencia es que es mucho más eficaz que el de una persona sedentaria», explicó el doctor Trujillo, que, pese a que expuso un estudio en el que ciclismo y fútbol destacaban como deportes en los que más muertes súbitas se habían registrado, resaltó que no existe ninguna disciplina con mayor exposición al riesgo.

Según apunta el especialista, Francisco Trujillo, «la muerte súbita es una muerte de origen natural, inesperada, dentro de un corto espacio de tiempo. Las causas de estas muertes en deportistas menores de 35 años son completamente diferentes y de mucho menor incidencia que de las de deportistas mayores de esta edad».

La primera causa de muerte en los deportistas mayores de 35 años es la cardiopatía isquémica, causada por la arterioesclerosis de las arterias coronarias, ligada a los factores de riesgo cardiovascular como obesidad, hipertensión, diabetes, tabaco o colesterol alto. Por otro lado, en los menores de 35 años, la primera causa de muerte súbita son las enfermedades genético-hereditárias, como la miocardiopatía arritmogénica y la miocardiopatía hipertrófica. «Muchas de las muertes súbitas son causadas por malformaciones congénitas del corazón que podrían ser descubiertas con pruebas convencionales», señala.

En este sentido, el doctor Francisco Trujillo subraya que «la muerte súbita se puede evitar estudiando a los pacientes que están en riesgo, fundamentalmente aquellos que tienen antecedentes familiares y por supuesto, aquellos deportistas que sufran síntomas como palpitaciones, síncopes, dolor torácico, mareos o pérdida de conocimiento. Deben ser estudiados con las pruebas más exhaustivas».

En una interesante comparativa entre los modelos americano e italiano, el jefe de Cardiología del Hospital Viamed de Sevilla se decantó por el del país europeo, mucho más restringido y proteccionista, que ha conseguido reducir en un 90% las muertes súbitas en su país. «En EEUU creen que la incidencia de la muerte súbita es menor y que si con cualquier anomalía detectada impiden competir a sus deportistas podrían ser injustos con chicos y chicas que no tienen tanto riesgo».

El especialista aconseja la realización de chequeos médicos como medida fundamental de prevención para detectar cualquier problema, que incluyen una historia clínica detallada, indagando sobre los antecedentes personales y familiares; una exploración física y un electrocardiograma.

Sin embargo, el doctor Trujillo pone de manifiesto en todo momento que «lo que no podemos es criminalizar el ejercicio físico, cuando alguien muere de manera súbita es porque tienen un problema de corazón no detectado, no porque el deporte sea malo en sí».

Otra de las medidas preventivas de la muerte súbita en las que hace hincapié es la colocación de desfibriladores en lugares públicos, que pueden revertir una arritmia fatal. «Por cada minuto que pasa un paciente en parada aumenta un 10% la mortalidad, de tal forma que a los 10 minutos un paciente que está en fibrilación ventricular, las secuelas son tan grandes que las posibilidades de sacarlo adelante son escasas», remarca. «También resulta fundamental que haya personal entrenado en reanimación cardiopulmonar y desfibrilación en los sitios donde se practica deporte».

Por su parte, los doctores Calero y Naranjo aprovecharon el turno de preguntas por parte de las más de 200 personas que acudieron al Centro Cultural Cajasol para aclarar que pese a los numerosos casos de muerte súbita que se han producido en el fútbol en los últimos tiempos, eso no quiere decir que ahora se registren más casos. «Hay los mismos, pero los medios de comunicación se hacen eco. 1.500 personas mueren al año jugando al fútbol de los 300 millones que lo practican«, reveló Tomás Calero. José Naranjo insistió, por su parte, que aquellos que se tienen que cuidar más son las personas de más de 40 años que vuelven a hacer ejercicio tras un periodo de inactividad «y piensan que pueden hacerlo de la misma forma que cuando tenían veinte». En cuanto a los reconocimientos médicos en el deporte escolar y de competición local ambos pusieron énfasis en la elaboración de los reconocimientos médicos, aunque algunos de los asistentes criticaron la falta de organización por parte de las administraciones para asumirlos y llevarlos a cabo.

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