El escritor barcelonés Eduardo Mendoza, después de reconocer a sí mismo que se había cansado de escribir novelas, se ha embarcado en un nuevo trabajo, publicado por Seix Barral, y que tiene por título “Tres enigmas para la Organización”.

Durante la presentación, organizada por la Fundación José Manuel Lara,  y en colaboración con la Fundación Cajasol, Eduardo Mendoza ha estado acompañado del escritor sevillano Daniel Ruiz quien ha descrito su obra como “un libro absolutamente desinhibido, cafre y muy divertido». Asimismo, ha halagado que el escritor haya optado por «cambiar de opinión o al menos salir de esa inmovilidad temporal y escribir un libro tan gozoso como este”.

La novela cuenta cómo los miembros de una organización gubernamental secreta se enfrentan a la peligrosísima investigación de tres casos que tal vez estén relacionados entre sí, o tal vez no: la aparición de un cuerpo sin vida en un hotel de Las Ramblas, la desaparición de un millonario británico en su yate y las singulares finanzas de Conservas Fernández. Creada en pleno franquismo y perdida en el limbo de la burocracia institucional del sistema democrático, la Organización sobrevive con apuros económicos y en los límites de la ley, con una reducida plantilla de personajes heterogéneos, extravagantes y mal avenidos.

Con este trabajo, Mendoza deja patente alguna de sus influencias , como son las aventuras de “El guerrero del antifaz” o por ejemplo, “El hombre enmascarado” o incluso las novelas de Julio Verne.

Daniel Ruiz ha recordado que normalmente en la obra de Mendoza siempre suele hacerse una distinción entre novelas serias o novelas humorísticas, no obstante, el escritor sevillano ha querido resaltar que “esa distinción es un poco errada porque incluso en sus novelas más serias siempre hay un toque de humor”. En este caso,  a pesar de tratarse de una novela detectivesca, está escrita en clave de humor, algo que precisamente se pone de manifiesto en la manera de escribir  del autor «cuando escribes una novela de humor, no una novela con humor, esto requiere de un ritmo, una medida muy exacta de cuanto tiene que durar la frase, de cómo ha de introducirse y no puede haber un chiste detrás de otro”.