La sede de la Fundación Cajasol en Córdoba (Avenida Ronda de los Tejares, 32) acoge desde el 16 hasta el 29 de septiembre la exposición documental de fotografía ‘Córdoba Tríptica’, basada en fotografías de diferentes lugares de la ciudad de Córdoba y realizadas en diferentes momentos de la historia de la ciudad, llegando hasta la actualidad. En la misma participan los menores del CIMI Sierra Morena. La muestra podrá visitarse de lunes a sábado, de 11 a 14 horas, y de 18 a 21 horas; y los domingos, de 11 a 14 horas.

Desde el CIMI Sierra Morena, gestionado por Meridianos y concertado con la Consejería de Gobernación y Justicia, Dirección juvenil y Servicios Judiciales, se organiza esta exposición para dar a conocer el trabajo realizado por los menores de este centro.

La actividad es fruto de un proceso de educación por el Arte cuya metodología se fundamental en el potencial expresivo, simbólico y universal del arte como herramienta educativa y de inserción social. Combina interdisciplinariamente diferentes áreas artísticas y aspectos relacionados con la educación en valores para hacer a los menores partícipes de su transformación positiva y propositiva como personas.

Este trabajo conjuga la Fotografía y las Artes Gráficas con la sensibilización hacia el pasado y la evolución urbana. Los menores, junto con educadores del centro, han participado íntegramente en todas las áreas de trabajo, incluido el montaje y la producción de la exposición.

A lo largo de las salidas fotográficas, los menores se han familiarizado con la estructura urbana de la ciudad y su evolución en cada contexto histórico.

Independientemente del valor expositivo que pueda tener este esfuerzo de colaboración no debemos olvidar el valor educativo de las vivencias de los menores en las fases previas a la exposición que, si bien no es tangible ni visible, quedará impreso para siempre en la retina, las emociones y las mentes de los participantes, contribuyendo en gran medida a transformar su relación con la ciudad.

El archivo fotográfico de un país es de una riqueza incalculable. El documental del paso del tiempo que suponen las fotografías es insustituible y da lugar a todo tipo de reflexiones, como la fugacidad y permanencia: dos rasgos conviven en las fotografías. Sobre todo en lo referente a los escenarios por los que los anónimos protagonistas se han quedado petrificados en su deambular.

Aunque los escenarios no tienen voz propia ni se mueven por si solos, las fotografías demuestran que no son inmutables. Los reconocemos a través de los cambios que se han ido produciendo en ellos, levantamos una a una las capas que el transcurso de los años ha ido acumulando. Estos escenarios no inmutables constituyen, sin embargo, la parte más reconocible y próxima de la historia, hemos estado en ellos y nos pertenecen ahora.

La muestra reúne postales clásicas de principios del siglo XX (en sepia, procedentes de fotografías de Ladislao Rodríguez Benítez ‘Ladis’, entre otros) y antiguas de la década de los 80 (en blanco y negro, realizadas por Ladislao Rodríguez Galán, ‘Ladis hijo’) de lugares emblemáticos de Córdoba y añade fotografías actuales en color, buscando la perspectiva y el encuadre más parecidos a los de aquellas.

Este combinación pretende ser un testimonio gráfico del resurgir de la capital cordobesa en el siglo XX y permite la comparación entre situaciones pasadas y las actuales. Comparación unas veces gratificante, al comprobar las mejoras experimentadas por los edificios o paisajes y otra nostálgica cuando se constata su deterioro o desaparición. Se trata de una oportunidad muy especial para analizar la transformación de los espacios en el transcurso del tiempo.

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