La Fundación Cajasol y la Fundación José Manuel Lara, con el apoyo del Ayuntamiento de Sevilla, lanzan LEER+ para el fomento de la lectura.

Hablar de LEER+ es hacerlo de una iniciativa solidaria que hace posible que la lectura y el conocimiento lleguen a los más desfavorecidos. Así la Fundación Cajasol junto a la Fundación José Manuel Lara, el Ayuntamiento de Sevilla y el apoyo de la Consejería de Desarrollo Educativo y Formación Profesional de la Junta de Andalucía, han creado este proyecto con el que los menores de los barrios más desfavorecidos de la ciudad mejoran al leer junto a un tutor de lectura. Así pues, el mentor voluntario pasa una hora a la semana con el niño realizando actividades relacionadas con la lectura con las que mejoran su competencia lectora.

Los centros pioneros de esta iniciativa han sido los colegios públicos: Andalucía, Nuestra Señora de la Paz, Paz y Amistad, y Cristóbal Colón, todos ellos del Polígono Sur, uno de los barrios más pobre a nivel nacional. En total son unos cuarenta alumnos beneficiados directamente. Estos niños y niñas cuentan con un voluntario, el cuál ha recibido formación específica, con la que disponer de herramientas que faciliten este acompañamiento.

Entrevistamos a una de las voluntarias, María José Ponce, que nos cuenta cómo contribuir en esta labor es un sentimiento muy bonito ya que “estás ayudando y ves la ilusión que tienen los niños por aprender”. Además, nos narra que los jóvenes estudiantes entienden que es una oportunidad de aprendizaje, por lo que siempre intentan aprender lo máximo. “Escogen leer entre otras actividades extraescolares y eso es muy gratificante para mí, porque la lectura ha sido un pilar muy importante en mi vida, de hecho soy opositora a Bibliotecas», cuenta la voluntaria.

Al ser preguntada por las dificultades con las que se encuentran estos niños, María José nos explica que en algunos casos el mayor problema es la barrera idiomática. “Hay padres que consultan el significado de palabras a sus hijos. Aparte, los chicos de origen español, tampoco disponen de un apoyo lector en su entorno. Esta situación no es exclusiva de estratos sociales vulnerables. Se ven faltas de ortografía muy graves en redes sociales, por parte de universitarios”, expone.

María José anima a los que deseen realizar un voluntariado, “a escoger éste por todo lo que aporta tanto a niños como a mentores. Es un proyecto gratificante y apasionante. En el que cuantos más voluntarios haya mejor, ya que lo ideal es el trato lo más personalizado posible con los menores”.

«Mi metodología se adapta a la capacidad de concentración y nivel previo de lectura de cada pequeño. Leen, corrijo su dicción explicándole palabras que no entiendan, facilitándoles sinónimos de ellas, hacen un resumen, y analizo su comprensión lectora y su memoria. Suelo contarles historias o anécdotas relacionadas con el texto y así les sea más ameno leer”, afirma.

En algunas ocasiones, la iniciativa LEER+ traspasa la relación de tutor-alumno, ya que los niños tratan a los voluntarios con mucho cariño estableciendo una conexión emocional con ellos. “Nos abrazan, nos dan besos, y están deseosos de contarnos los salseos de su clase por ejemplo, creándose un vínculo emocional con el pequeño. Somos el puente hacia la relación emocional que tengan con la lectura. Uno de mis objetivos, es que los niños relacionen leer con una emoción positiva y gratificante, no algo impuesto, sino algo que desean hacer por puro placer” decía. Además, la voluntaria asegura que los niños no sienten que para los cicerones de la lectura sea una labor pesada, ni siquiera una obligación, los niños perciben que reciben atención plena, escucha activa y cariño.

Una de las historias que nos narra nuestra protagonista es que los pequeños quieren vivir ese momento de lectura antes que otra actividad. “Ellos piensan en leer. Además, se centran en tener un rato agradable, divertido lleno de cariño y atención”, asegura.

Siendo preguntada por la labor que realizan las instituciones con iniciativas como estas, María José destaca que es fundamental ya que “la ratio de los colegios hace imposible dar un trato personalizado a cada niño y adaptar la enseñanza a sus circunstancias particulares, para que avance en el aprendizaje de la lectura, siendo especialmente necesario en los colegios de barrios desfavorecidos”.

“Estos proyectos donde le das un apoyo, no solamente a nivel de lectura, sino también a nivel emocional son vitales. Que sientan que tienen un respaldo no sólo a nivel de enseñanza sino también de cariño, a una persona exclusiva para ellos dedicándoles toda su atención, es muy bonito y lo notas en la respuesta de su comportamiento. Si no fuese por estos proyectos, estos niños no avanzarían en algo tan básico para desarrollarse en sociedad como es la lectura”, argumenta la voluntaria.

Por último, y cuestionada sobre la labor de la Fundación Cajasol, María José explica que conoce por redes sociales todo lo que desarrolla la Institución, y valora de forma sobresaliente todo lo que realiza y divulga la Fundación. “Estos tipos de proyectos solidarios son siempre fundamentales”, explica.

Natalia Palomino

Revista Fundación. Nuestra razón de ser. Nº 18