El dinero es siempre dinero, da igual cómo lo hayamos recibido. Lógico ¿verdad? Pues no es así. El dinero lo gastaremos de forma diferente según como lo hayamos obtenido. Nuestra mente piensa que si no nos ha costado ningún esfuerzo conseguirlo, por ejemplo un premio de la lotería, lo podemos gastar de forma diferente al dinero que hemos recibido por nuestro trabajo, que para recibirlo hemos tenido que hacer un esfuerzo.
Nuestra mente piensa que ese dinero aparecido de forma inesperada es un regalo, pudiendo gastarlo de forma menos racional y reflexiva y lo podremos gastar en aquello que nos parece inalcanzable con el dinero de nuestro salario.
La peor trampa en la que podemos caer es considerar las pagas extras que aparecen en nuestras nóminas como algo ajeno a nuestro trabajo. Así, llega Navidad y nos gastamos la paga extra en cosas que no teníamos previsto y cuando nos queremos dar cuenta no queda nada de ella.
¿Cómo luchar contra la percepción del dinero extra?
Ahorrar el 80% de ese dinero extra en cuanto lo recibamos y pasarlo a la cuenta del ahorro que no tocamos.
Con el otro 20% podemos darnos algún capricho. También tenemos derecho a disfrutar un poco.