Corría el año 1223 cuando en un pequeño lugar de la provincia de Rieti, en la región de Lacio, San Francisco de Asís organizó la primera representación de un belén conocida. El lugar era el Santuario de Greccio, que se sitúa dentro de una cueva de los montes Sabinos. Narrada por el fraile Tomás de Celano como algo único, el santo organizó una representación con los presentes en aquel lugar en el que sólo había un pesebre vacío, un asno y un buey.
De ese momento han pasado ochocientos años. Tiempo más que suficiente para que el belenismo haya evolucionado hasta nuestros días en lo que hoy conocemos. Una representación de diferentes momentos de la vida de Jesucristo, en el que el nacimiento es la cumbre. Por ello la Fundación Cajasol, recordando esta efeméride, ha hecho posible un Belén en la sede principal de la Plaza de San Francisco de Sevilla en la que los visitantes podrán admirar una recreación de diferentes momentos reconocidos en el belén clásico.
“Es totalmente diferente. Es un Belén que tiene una superficie de 348 metros cuadrados. Las figuras son de tamaño natural”, señala Antonio Garduño, comisario del Belén y la exposición Franciscus 800 años de Belenismo, que también se está celebrando en la Fundación Cajasol.
En palabras del propio Garduño, muchas hermandades y cofradías de Sevilla y su provincia, además de Córdoba o Cádiz, han querido ayudar prestando figuras que conformarán este belén tan especial. En total son sesenta y siete figuras que se repartirán entre diversas dependencias de la sede de la Fundación. Así, el visitante podrá admirar la exposición sobre el santo italiano y el belén hasta el 5 de enero de forma conjunta.
Sobre la idea de crear este belén tan impresionante, el comisario asegura que todo nació cuando se estaban organizando las bases del Congreso Internacional del Belenismo que se ha organizado en Sevilla durante el último trimestre del año.
La calidad cultural del Belén de la Fundación Cajasol de este año es sobresaliente. Con figuras “de los mejores escultores de finales del siglo XX y principios del siglo actual” según palabras de Garduño. “Hay obras de Castillo Lastrucci, Buiza, Luis Álvarez Duarte, o contemporáneos como Juan Miñarro, Pablo Arteaga, Fernando Aguado, Lourdes Hernández o Romero Zafra, Ventura o Manuel Martín Nieto”, narra con exactitud.
Y es que el máximo responsable del Belén cuenta que durante los meses previos al Belén se mostró un tercio de este, y las sensaciones eran muy positivas. “La gente se quedaba boquiabierta cuando veían el montaje”, afirmó. Además, asegura que los visitantes podrán pasar por las escenas del Belén, disfrutando de esculturas de animales de tamaño real o incluso de palmeras de cuatro metros de alto.
Preguntado por qué destacaría de todo el belén, Garduño no es capaz de destacar una parte u otra. “Hay siete u ocho escenas que no te puedes perder. Son todas únicas. Desde la ‘Anunciación de la Virgen’, hasta la escenografía de ‘Pidiendo Posada’, pasando por la ‘Anunciación de los pastores’. Y eso sin mencionar la escena central en la que se mostrará la vida de la época. Habrá figuras a caballo, o incluso la huida a Egipto, que es muy bonito”, argumentaba. Por último, el experto belenista afirmó que “nunca se ha hecho nada parecido” con una envergadura tan grande o con tantas figuras.
Natalia Palomino
Revista Fundación. Nuestra razón de ser. Nº17