Nacho Cardero, periodista y director del periódico El Confidencial, ha presentado su libro “Aquello que dábamos por bueno” en la Fundación Cajasol, acompañado de los periodistas Javier Caraballo y José Luis Losa. Durante el acto han intervenido Antonio Pulido, presidente de la Fundación Cajasol, y Antonio Sanz, consejero de la Presidencia, Interior, Diálogo Social y Simplificación Administrativa de la Junta de Andalucía, que ha clausurado el acto.

“Aquello que dábamos por bueno” es un trabajo que invita a la reflexión y al análisis de la sociedad actual. Tras un período de gran recesión, inestabilidad económica y social y pandemia, el mundo se ha convertido en un lugar más incierto, frágil e inabordable, donde triunfan la inmediatez, el relativismo y los falsos profetas, una era que cuestiona todo aquello que dábamos por bueno.

Antonio Pulido ha hecho alusión a esta situación afirmando que “creíamos que el mundo ya era más o menos así antes de la pandemia, pero hoy sabemos que los anteriores ciclos de subidas y bajadas han dado paso a otra dinámica: una suerte de crisis permanente en la que cada vez enfrentamos desafíos más excepcionales y de mayor calado. Todo parece estar en revisión, en transformación profunda, incluidos los valores de una sociedad que está mutando al ritmo de una revolución tecnológica sin precedentes”.

Este análisis social que hace Cardero lo lleva a cabo desde un punto de vista personal y a corazón abierto. El propio autor ha reconocido que “al final se escriben muchos libros de ensayo, donde se habla de una forma farragosa de conceptos muy alambicados pero, muchas veces, esto no sirve para empatizar  con el lector porque, en estos nuevos tiempos, y así lo he escrito en alguna ocasión, los líderes y todos los que tenemos cierta proyección pública, tenemos que mostrarnos tal y como somos”.

Con respecto al panorama actual de los medios de comunicación y la prensa, el escritor ha confesado que “ahora tenemos peor prensa y hemos perdido la confianza. ¿Por qué?  Yo creo que hay unos cuantos motivos como son la proliferación de las redes sociales, una autopista de la información donde convergen fake news con información de calidad de cabeceras como El Confidencial y otras radios y televisiones. Esto lógicamente complica y hace que sea más difícil distinguir la verdad y la mentira. Después, otro tema es la inteligencia artificial que hay en medios de comunicación que la están utilizando y que producen 3.000 noticias a la semana. Tenemos también por otro lado, las presiones, que no son pocas, de factores externos del ámbito político y de la empresa”.